El número uno del mundo arrancó su temporada de polvo de ladrillo con un festejo que ya es casi una tradición. Rafael Nadal consiguió hoy su séptimo título consecutivo en el Masters 1000 de Montecarlo, al derrotar en la final a su compatriota David Ferrer, cuarto preclasificado. Rafa se impuso por 6-4 y 7-5, en dos horas y 16 minutos de partido, y confirmó su reinado en Mónaco.
Fue un choque muy intenso, con puntos largos y peleados, en el que los dos jugadores estuvieron más irregulares de lo que se habían mostrado durante la semana. En el arranque del set inicial, ambos tuvieron algunos problemas con el primer saque: Nadal jugó con el 60% y Ferrer, con el 36%. Rafa se plantó firme en el fondo y comenzó a presionar con su devolución. Así consiguió el primer quiebre del set, en el tercer juego, que le permitió adelantarse 2-1. Pero no pudo festejar, ya que Ferrer recuperó el servicio e igualó todo en 2.
El mallorquín consiguió otro quiebre, para el 3-2; pero su mejor juego seguía aún sin aparecer y no lograba tomar las riendas del match. En el game siguiente, un par de errores de Nadal (que totalizó 18 no forzados y dos doble faltas en el set) le dieron a su oponente tres chances de quiebre. La posibilidad de perder el saque hizo reaccionar a Rafa, quien empezó a mostrar un tenis más ofensivo. Con tiros más precisos y su derecha funcionando cada vez mejor, Nadal levantó el 0-40 y, luego, cerró el set tras de una hora y 15 minutos.
Nadal continuó ganado confianza en el comienzo del segundo capítulo; mientras que su rival empezó a mostrar signos de cansancio. Al igual que en el parcial anterior, Ferrer tuvo que luchar para poder llevarse su primer game de servicio; pero no pudo mantener la paridad por mucho tiempo. David intentó complicar al mallorquín con pelotas abiertas, que lo obligaran a correr por toda la cancha, pero le faltó aceleración en sus tiros. En el tercer game, Rafa consiguió un quiebre, para adelantarse 2-1; y parecía que tenía controlado el partido.
Pero el número uno del mundo estuvo más irregular que de costumbre. Por momentos, perdía la concentración y cometía errores. Y Ferrer -que fue mejorando con su servicio (75% de efectividad con el primero) y comenzó a presionar en la red- no desaprovechó las dudas de su oponente. El partido volvió a ganar intensidad y se hizo más atractivo. En el octavo juego, el de Javea concretó la única chance de quiebre que tuvo en el parcial e igualó el marcador en cuatro. Sin embargo, la alegría le duró poco, ya que los nervios le jugaron una mala pasada en el siguiente game. Gracias a tres errores de Ferrer, Nadal sumó otro break y luego, con su saque, selló el resultado. Una particularidad: el partido terminó sin aces para ninguno.
Así, el número uno del mundo levantó su primer trofeo de la temporada y arrancó con el pie derecho la defensa de los puntos que consiguió el año pasado en la gira de polvo de ladrillo europea (en 2010, ganó en Montecarlo, Roma, Madrid y Roland Garros). Este fue el séptimo título consecutivo para Nadal sobre el polvo de ladrillo de Mónaco, el 19º en un Masters y el 44º de su carrera profesional.
Chela se quedó con las ganas en el dobles
Tampoco hubo sorpresa en la final de dobles del certamen. Juan Ignacio Chela y el brasileño Bruno Soares no pudieron dar el batacazo ante los primeros sembrados, los hermanos Bob y Mike Bryan. Los estadounidenses se impusieron sin problemas por 6-3 y 6-2, en sólo 54 minutos de juego, y consiguieron su segunda corona sobre el polvo de ladrillo de Mónaco. La pareja norteamericana -que ya se había consagrado en este torneo en 2007- sumó así su tercer título del año.
Cuadros de Montecarlo:
-singles
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Foto: Yahoo Sports
domingo, 17 de abril de 2011
Masters 1000: Nadal extendió su hegemonía en Montecarlo
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