miércoles, 9 de septiembre de 2009

El decadente tenis femenino de la WTA

Yanina Wickmayer es una tenista belga. Muchos se preguntarán ¿quién es? Bueno, ella es la número 50 del mundo y hoy se convirtió en la tercera semifinalista del US Open, tras vencer a la ucraniana Katerina Bondarenko (52), verduga de Gisela Dulko en octavos, por 6-4 y 7-5.
Con este resultado, la belga se enfrentará a la ganadora del partido entre la revelación del torneo, Melanie Oudin (70), y la danesa Caroline Wozniacki (8). Mientras que la otra semifinal la animarán la belga Kim Clijsters (afuera de las 1000 primeras) y la estadounidense Serena Williams (2). Sin embargo, lo que hay que destacar es que la victoria de Wickmayer vuelve a exponer al nivel decreciente del circuito femenino.
La nueva semifinalista ocupa el número 50 del ranking, su mejor posición, y tiene 1 sólo título a nivel WTA (este año en Estoril). Y en cuanto a su participación del año pasado en el US Open, fue eliminada en la primera ronda. Nadie critica el desempeño de la belga, al contrario, es para aplaudir. Pero lo bueno también deja ver lo malo, y basta con hacer una comparación: si nombramos a las semifinalistas hasta el momento tenemos a Serena Williams, 2 del mundo; a Kim Clijsters, fuera de las 1000 primeras producto de su alejamiento por más de dos años, y con un regreso producido en agosto de este año, es decir hace menos de un mes; y a la mencionada Wickmayer. Resta saber si quien se sumará: si Oudin, ganadora de tres Futures o Wozniacki, 8 del mundo.
Es decir, no está la número 1 Dinara Safina, Venus Williams (3), Elena Dementieva (4), Jankovic (5), y todo en un torneo de gran importancia como lo es un Grand Slam.
Si esto lo pasamos a los hombres, haciendo una similutud de rankings, tendríamos a Andy Murray frente a un Guillermo Coria por ejemplo, porque Clijsters había colgado la raqueta al igual que el argentino. Mientras que la otra semi la animarían el español Guillermo García López, 5o del mundo, ante el ganador del partido entre el checo Jan Hernych (70) y un respetable número 8 como Nikolay Davydenko. Sin embargo no hay un Federer, un Nadal, un Djokovic o un Del Potro, lo que es un torneo sin atracción.
Es cierto que en los varones existen partidos pobres. Pero los candidatos siempre llegan a las instancias decisivas, y esa es una falta que en el tenis femenino viene en aumento y en este US Open ha quedado a las claras.

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