Pocas veces en la vida, un partido de tenis es noticia exclusivamente por algo ajeno al juego. Sin embargo, en estos días en que se disputan los cuartos de final del Australian Open 2011, sirven para tomarlos como base, y retroceder en el tiempo 16 años; más precisamente a 1995.
En este mismo certamen, y por la misma instancia, se enfrentaban los estadounidenses Pete Sampras y Jim Courier, dos aspirantes al título de aquella edición que, tal como lo reflejó el marcador final, brindaron un espectáculo inolvidable, el cual tuvo un tinte particular y muy difícil de olvidar.
Sampras llegaba como el máximo favorito de la competencia, y de hecho, era el campeón defensor; mientras que Courier era el noveno preclasificado, y se había consagrado en las ediciones de 1992 y 1993.
Sin embargo, todo esto quedó de lado a medida que fueron pasando los minutos. Ese mismo día, al entrenador de Sampras: Tim Gullikson, se le había detectado un tumor cerebral, que un año después provacaría su muerte. Ante semejante situación, y con su compañero de preparación regesando a los Estados Unidos por este problema, el gran Pistol Pete salió a jugar muy angustiado, y con un estado de ánimo que dejaba en evidencia lo que estaba pasando.
El dueño de 14 Grand Slam pudo soportar la carga emocional hasta el quinto set, momento en el que comenzó a romper en llanto antes del inicio del tercer game, cuando un aficionado le gritó que lo ganara por su entrenador. En tanto, Courier le ofreció suspender el partido y continuarlo mañana, algo que Sampras desechó, por lo que finalmente decidió continuar hasta el final, siempre al borde de las lágrimas.
Así, el juego siguió cargado de emoción y tensión, y Sampras se llevó el pase a las semifinales, al vencer por un total de 6-7(4), 6-7(3), 6-3, 6-4 y 6-3, al cabo de tres horas y 58 minutos. Luego, Pete llegaría a la final, donde caería frente su compatriota Andre Agassi. Aunque poco importará esto, porque lo cierto es que nadie olvidará esa noche de 1995, en la que todo el mundo comprendía que sólo un hombre merecía ganar ese encuentro de cuartos de final.
El aplauso y el aliento de todo el público en el final, fueron un abrazo a la distancia para el ganador, quien rápidamente se fue a los vestuarios; no sin antes saludar a toda la gente presente; testigos de un hecho muy triste, pero que forma parte de una de las tantas historias que tiene el tenis.
El desarrollo del quinto set
Foto: Getty Images
Vídeos: Youtube.com
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